Para alejarse.


Mis palabras eran las balas.
Ella usó mi cabeza como un revolver.
Y desapareció de ese mundo al cual ella pertenecia, para adentrarse a un tunel que parecia no terminar y cuando por fín pudo abrir los ojos, supo que despertó; asustada comprendió que no se trataba de nada más que sólo un sueño y que en realidad ella seguia en su cama esperando a continuar con su vida.

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